Foto: Dilo Fútbol |
Enrique Flores,
quien fuera campeón del mundo con la
Selección Mexicana, en el Mundial Sub-17 de Méico en 2011, ahora se sienta
en el lobby de un hotel en Houston, Texas, buscando algún autógrafo de los que pudieron ser sus compañeros.
Desde hace tres años, Enrique
se alejó del fútbol, pues no pudo encontrar equipo debido al “Pacto de Caballeros”, por lo que ahora
se encuentra visitando a su amigo Roberto
“el Piojo” Alvarado, jugador del Cruz Azul, y quien se encuentra disputando la Copa Oro con el Tri.
“Me llevo bien con el Piojo. Me emociona y apoyo a la Selección Mexicana, pero tengo claro que no
todos tenemos el mismo camino. A mí no se me dio, a Alvarado siempre le digo que está para llegar lejos en el futbol.
Así son las cosas, es un amigo al que espero le vaya bien, los demás nos quedamos en el camino”, señaló el ex futbolista
mexicano.
El canterano de los
Rayados de Monterrey pasó la mayor parte de su trayectoria en el Ascenso MX,
jugando para el Altamira, La Piedad e
Irapuato, pues señala que no podía
negociar con otros equipos debido a que seguía atado al Monterrey, y los
demás clubes preferían darle oportunidad a otros jóvenes que tener que pagar
por él.
“Si no hubiera estado el pacto de caballeros hubiera sido
más fácil mi carrera, porque te podías
cambiar de equipo. No tenías que quedar bien con tu club y no tenías que andar pidiendo permiso, uno
podía quedar como agente libre. Los equipos nos decían siempre lo mismo,
que a ellos les convenía mejor darle
oportunidad a un jugador de su cantera en lugar de pagarle a Monterrey, porque
Monterrey siempre iba a cobrar”, añadió.
Flores también recordó los momentos después de haber quedado
campeón del mundo, señalando que mucha
gente se acercó a él y a sus compañeros para felicitarlos, pero que muy
pronto se olvidaron de ellos.